Los primeros dias probé a spinning, aunque con malos resultados. Minnows, paseantes, pencils, poppers...y las lubinas seguían sin aparecer. Cansado ya de probar y probar sin obtener resultados, me decanté por el spinning nocturno. Debido a la poca profundidad donde pescaba, y a las largas distancias que tenia que alcanzar, decidí poner el buldó o bombeta y el anguilón raglou. No tardé mucho rato en sacar la primera lubi del año, aunque con un peso de risa, hizo unos 150 gramos, así que se fué por donde vino. Seguí lanzando esa noche, donde no tube ninguna picada más, sólo una o dos persecuciones donde no llegaron a engancharse al vinilo.
A pesar del pequeño resultado que tuve la noche anterior, decidí insistir y volver a la próxima. Fué casi igual, a los pocos lances, otra mini lubi se lanzó al vinilo. Esta fué un poco más grande, aunque eran las dos por el estilo. Debía tener unos 200 ó 250 gramos, que también se fué por donde vino. Seguí un rato más, sin resultado alguno.
A mitad de semana, cuando llegó mi amigo Dany, después de darle un poco al corcho y de sacar algún sarguete medioquilero y alguna salpa y una pequeña escorpora, optamos por una salida de agua dulce, en el pueblo de al lado. Rocas y rocas a poca profundidad, el agua clara y algún espumerío, y como no la pequeña salida de agua dulce. Pusimos los dos el vinilo, y al cuarto o al quinto lance, clavé la primera lubi medio decente, aunque no llegaba al medio quilo. Una corta pero divertida lucha en un estupendo paisaje, y la suelta después de la tercera lubi del año. Una semana santa escasa de peces, con muy buen ambiente primaveral, donde sólo las lubis y los sarguetes de pequeño porte hicieron acto de presencia.
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